El 1° de noviembre de 1994 se celebró por primera vez el Día Mundial del Veganismo. Hasta entonces, muchos que ya transitábamos este camino no sabíamos muy bien cómo llamarlo. Éramos “vegetarianos”, “naturales”, “conscientes”… pero no teníamos todavía una palabra que abrazara todo lo que sentíamos.
El veganismo llegó para darle nombre a algo mucho más profundo: vivir respetando la vida de los demás animales, actuar desde la empatía y la compasión, entendiendo que somos parte de un mismo entramado vital.
En Amalgama, el 1° de noviembre tiene un significado doble.
Hace exactamente diez años, en una hermosa causalidad, inauguramos nuestro primer taller en un pequeño subsuelo de Castelar. No lo planeamos así, simplemente ocurrió. Ese día hubo un catering sin carne, hecho con mucho amor, y una energía pionera que nos empujaba a crear algo distinto: un espacio donde el diseño, la conciencia ambiental y el respeto por la vida se unieran.
Soñábamos con un taller de merchandising sustentable. Y poco a poco ese sueño fue tomando forma.
Crecimos, nos transformamos, aprendimos a sostener un modelo de empresa coherente con lo que sentimos y creemos. Diez años después, celebramos no solo el recorrido, sino también dos hitos que marcan nuestro presente:
haber participado de la VeganFest, compartiendo con tantos emprendedores que impulsan este movimiento, y haber logrado la certificación como Empresa B, un reconocimiento que nos llena de orgullo y compromiso.
Han sido diez años de trabajo, de aprendizajes, de sostener con amor y convicción una forma de hacer empresa que respeta el planeta, a los animales y a las personas.
Por eso este 1° de noviembre fue —y será siempre— un día muy especial para Amalgama.
Gracias a todos los que nos acompañan en este camino, a quienes comparten esta búsqueda de coherencia, respeto y amor por la vida.
Amalgama Identidad: Lo soñamos, lo trabajamos, lo logramos.
Unidos en Amor
Amalgama
